Jesús nos dice que no tiene donde reclinar la cabeza, no hay
seguridad donde pernotar y hasta descansar. Está disponible y al servicio del
necesitado, y en constante alerta de servicio.
No apremia a dejar otras obligaciones y compromisos para
poner en primer lugar la prioridad de proclamar la Palabra de Dios. Se trata de
dar prioridad en nuestra vida al amor y al servicio según el Evangelio.
Porque cuando otras cosas, por muy importantes que parezcan,
ocupan el primer lugar en nuestra vida, Jesús quedan marginado y sólo para
momentos puntuales pero no como norte de nuestro camino.
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