Los cumplimientos son cumplimientos, pero no pasan de ahí.
Lo importante es lo que te mueve a cumplir. Sin es tu manera de ser o tu celo
apostólico estás pagado al hacerlo. Tu recompensa la has recibido al sentirte
satisfecho con tu cumplimiento.
Pero el cumplimiento no determina que ames, sino simplemente
que cumples y ya está. El amor va más lejos y abarca más riesgos. El amor
termina por comprometerse y darse al otro.
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