Cuando rezas puede
que te ocurra que te despistes, lo hagas distraído o creas que seguramente va a
saco vacío porque no ves resultados. Ninguna de las tres cosas. El Señor nos
escucha siempre, aunque nosotros no estemos concentrados y se nos distraiga la
atención.
No cabe duda
que quiere que tengamos confianza en Él, pues la confianza es la que mueve el Corazón
de Dios. Pedir sabiendo que Dios nunca nos defrauda, pues entonces dejaría de
ser Dios. Otra cosa es que lo que nos dé coincida con lo que nosotros queremos
o esperamos.
Nosotros no
sabemos lo que nos conviene. Lo mismo que los niños con sus padres no saben
pedirle cosas buenas, igual nos ocurre a nosotros con nuestro Padre Dios.
Pidamos y tengamos confianza en que lo que nos dé será lo mejor para nuestra
salud material, corporal y espiritual.
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