sábado, 10 de octubre de 2015



Cuando rezas puede que te ocurra que te despistes, lo hagas distraído o creas que seguramente va a saco vacío porque no ves resultados. Ninguna de las tres cosas. El Señor nos escucha siempre, aunque nosotros no estemos concentrados y se nos distraiga la atención.

No cabe duda que quiere que tengamos confianza en Él, pues la confianza es la que mueve el Corazón de Dios. Pedir sabiendo que Dios nunca nos defrauda, pues entonces dejaría de ser Dios. Otra cosa es que lo que nos dé coincida con lo que nosotros queremos o esperamos.

Nosotros no sabemos lo que nos conviene. Lo mismo que los niños con sus padres no saben pedirle cosas buenas, igual nos ocurre a nosotros con nuestro Padre Dios. Pidamos y tengamos confianza en que lo que nos dé será lo mejor para nuestra salud material, corporal y espiritual.

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