La vida nos
recuerda que la juventud pasa. Pasa también la madurez y llega la vejez. Y con
la vejez el final. Ese final lo queremos asegurar, y para ello guardamos y
ahorramos ahora en los momentos que podemos.
Pero, también
sabemos, que hay un final que ya no depende de nosotros, ni sabemos que podrá
pasar. Tenemos incluso miedo y esperamos que Alguien nos salve. Los creyentes
cristianos creemos en Jesús y esperamos, por su Misericordia y Amor que nos
salvará.
Por eso, esperamos en paz que llegue el final.
Sabemos que lo habrá, y nuestras esperanzas descansan en la Misericordia y el
Amor de Dios. En Él nos apoyamos y ponemos toda nuestra fe.
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