María experimentó ese gozo a
darse y entregarse voluntariamente al proyecto que Dios le ofreció. Dejó sus
propios proyectos, para entregarse plenamente a la Voluntad de Dios. No hay
mayor alegría que la de sentirte entregada por amor.
Y es ese amor quien te
impulsa a moverte y a darte. Así, María acude a asistir a su prima Isabel llena
de humildad y de paz. Se sabe elegida por Dios, y cree plenamente en su
Palabra.
Isabel, su prima, le descubre ese misterio que lleva
en el vientre al, inspirada por el Espíritu Santo, anunciarle como la Madre de
Dios. Y Juan, en el seno de su madre Isabel, empieza ya su misión de anunciar
la llegada del Hijo de Dios.
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