Nadie puede negar que dentro de sí mismo experimenta un
fuerte impulso que le despierta su máxima aspiración a buscar la felicidad
plena y eterna. Y, poco a poco, ese impulso va debilitándose con los obstáculos
y dificultades que la vida le presenta.
Sin embargo, pocos son los que levantan la mirada para
tratar de buscar si eso que siente dentro de sí puede ser realidad. Y si te decides
a buscar, pronto te das cuenta que un tal Jesús de Nazaret habla de eso y te
ofrece la posibilidad de conseguirlo.
Él te dice: «Yo soy
el pan de la vida. El que venga a mí, no tendrá hambre, y el que crea en mí, no
tendrá nunca sed». Ahora lo que hace
falta es que tú decidas y te fíes de Él. Claro, para eso hay que conocerlo y
saber quién es y como ha sido su Vida.
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