lunes, 13 de junio de 2016



El rencor y la venganza están presentes en el corazón del hombre. Muchas situaciones no se arreglan porque el corazón del hombre está contaminado y respira sangre infectada y adulterada. Se hace necesario inyectarle sangre nueva, pura y limpia que viene de arriba, del Corazón de Dios.

Una savia nueva que origina paz y nace de la misericordia. Las situaciones conflictivas no se solucionan con más conflictos, ni imposiciones ni guerras. Sólo la comprensión, la verdad, la justicia y la misericordia son capaces de acabar con la violencia y las confrontaciones.

Ante un mundo violento y que trata de imponer la paz por la fuerza y el poder, Jesús propone una mirada a un mundo lleno de amor, comprensivo, suave, humilde y bueno, capaz de no levantar murallas ni barreras que enfrente a los hombres y alimente las guerras. Un mundo donde la verdad, la justicia y la libertad se su bandera.

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