No es la Palabra de Dios un programa político, ni tampoco se
trata de unas elecciones. Es algo, no sólo superior sino incomparable. Es algo
de valor infinito que, por nosotros solos, no podemos alcanzar, ni siquiera
imaginar. Se trata de nuestra máxima aspiración, a la que sólo llegamos por la
Misericordia de Dios.
Y, porque a algo, a lo que todos aspiramos y que no podemos
alcanzar ni merecer se tiene que proclamar a los cuatro vientos, no sólo con la
Palabra, sino también con la vida. En ese sentido tenemos que ser sal y luz
para el mundo, porque no sería justo privarlo de este Mensaje único de
Salvación.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu pensamiento es una búsqueda más, y puede ayudarnos a encontrarnos y a encontrar nuestro verdadero camino.