Todos sabemos que el esfuerzo es necesario para avanzar. No
se camina sin esfuerzo y en la medida que desperdicia tu tiempo estás
gastándolo inútilmente. La puerta estrecha exige esfuerzo y dureza en el
camino, y hay que exigírselo. Si te quedas, posiblemente terminarás parado y
acabarás resignado.
Una manera de encontrar combustible para emprender el camino
es la reflexión. Ver el camino andado y las dificultades superadas nos pueden
valer para volver a empezar. Pero también, ver los obstáculos que nos hacen
retroceder puede servirnos para ver nuestras miserias y pecados.
Porque sin conocer
nuestros fallos, miserias y errores no avanzamos. Necesitamos saber donde están
y tratar, conociéndolos, de superarlos, corregirlos y controlarlos. Y, sobre
todo, suplicar la Gracia al Espíritu Santo para vencerlos.
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Tu pensamiento es una búsqueda más, y puede ayudarnos a encontrarnos y a encontrar nuestro verdadero camino.