No son las cosas de este mundo las que nos dan alegrías
plenas, porque las alegrías, valga la redundancia, de este mundo son efímeras,
caducas y no te dan plenitud. Por lo tanto, lo inteligente y se impone es
buscar, caso de que las hayas, alegrías plenas y eternas.
Sin embargo, la ceguera del hombre le impulsa a seguir
buscando esas alegrías que desea en el lugar donde no las podrá encontrar. Y
esa ceguera le pierde y hace inútil su esfuerzo. Quizás le falte la fe
suficiente para darse cuenta que la vida no está en este mundo.
Y, encendida esa luz,
empezaremos a pensar que nuestro tesoro no está aquí, en este mundo, sino en
otro lugar. Buscarlo por nuestra cuenta es asegurar el fracaso. Necesitamos que
Alguien nos ilumina y nos llene de fe para, creyendo en Él, podamos encontrar
el camino de la verdadera Vida.
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Tu pensamiento es una búsqueda más, y puede ayudarnos a encontrarnos y a encontrar nuestro verdadero camino.