viernes, 2 de diciembre de 2016

La luz del sol, y también, la luz artificial, nos permiten ver el camino y el color de las cosas, pero no nos sirven para orientarnos en la vida. La vida tiene sentido cuando, a pesar de que puedas ver, sabes realmente a dónde vas. No porque veas el camino, caminas bien. Puedes equivocadamente dirigirte al precipicio y a la muerte.

Se hace necesario alumbrarnos por otra clase de luz. Una luz nueva, que no es de este mundo, y aunque está en el mundo, no pertenece a él. Una Luz que no sólo alumbra, sino que también orienta y llena de sentido tu vida.

Valdría la pena esforzarse en buscar esa Luz. No escatimar esfuerzo ni regateos traerá su recompensa. Es posible que la claridad a veces nos pueda deslumbrar y desorientarnos, porque ver claro también compromete. Pero siguiéndola encontraremos el verdadero camino de la verdad.

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