El testimonio de Juan Bautista es justo y veraz. No quiere
pasar por otro y dice lo que realmente entiende y ve: No
suplanta a nadie y dice lo que proclama.
Puede, su testimonio, servirnos de ejemplo y hacernos
reflexionar sobre nuestra conducta e intenciones. ¿Realmente, nosotros actuamos
así? ¿Tratamos de esconder nuestras buenas acciones y no sacarlas a la luz para
que nos alaben y nos hagan honores? ¿O somos de los que aprovechamos estas
oportunidades para lucirnos?
¿Aceptamos humildemente lo
que somos y donde Dios nos ha puesto? ¿Aceptamos las cualidades y capacidades
que hemos recibido del Señor y las ponemos, por muy humildes que sean, al
servicio de los demás? Todos tenemos una misión, y, como Juan, debemos ponerla
al servicio de los demás para Gloria de Dios.
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