No tendría mucho
sentido necesitar fe para creer en algo que has visto. Pues, si lo ves no
necesitas fe. Es ahora, cuando tienes el testimonio y la Palabra por los
Evangelios que se te exige la fe. Fe y confianza en aquel que te da testimonio
de sus obras.
Pronto descubrimos que
no está en nuestras manos alcanzarla y que es un don de Dios. Por lo tanto, la
única vía es pedirla y abrirse a recibirla. Y eso supone llenarse de paciencia
y esperanza. Saber que el Señor sabe que la necesitamos y nos la da cuando estemos
preparados.
Y en ese prepararse se esconde la perseverancia
y la insistencia. Eso fue lo que hizo el funcionario real, insistir, y, a pesar
del reproche de Jesús en cuanto a las exigencias de ver signos y prodigios,
aquel funcionario insistió en que Jesús fuera a curar a su hijo. Pero, no sólo
eso, sino que creyó e inició el camino de la fe.
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