jueves, 2 de marzo de 2017

Pero, nuestra experiencia es que la vida se va. Tiene fecha de caducidad y no parece que haya remedio. Vivir con la esperanza de que la vida tenga su etiqueta de caducidad es vivir sin esperanza. Y eso amarga y desespera al hombre. Su alegría y gozo dura poco, pues cuando aparece la tragedia todo está perdido. No es fácil vivir así.

Sin embargo, para el creyente, la vida tiene otro significado. Independientemente de que sea dura y tenga horas de sacrificios y luchas, se camina con esperanza, Con la esperanza de que la muerte no tiene la última palabra. La Pascua de nuestro Señor acaba con la victoria de la Vida sobre la muerte. Jesús, el Señor, ha Resucitado.

Y eso es lo que importa. El creyente vive en la esperanza de la resurrección. El camino, a pesar de sufrimientos, negaciones y renuncias, es camino de esperanza y salvación. En nuestra pascua también será vencida la muerte, y resucitaremos a la Vida Eterna en el Señor Jesús.

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