miércoles, 12 de abril de 2017

Pero eso, no es ni pertenece a un tiempo concreto, ni tampoco a unas circunstancias especiales. Pertenece a todos los tiempos y en cualquier circunstancia. La vida de las personas está detrás de los intereses y ambiciones de los hombres del poder y la riqueza. Sus voluntades quedan sometidas y esclavizadas por esas ambiciones.

Así sucedió en tiempo de Jesús. Algunos creían más en el poder y el dinero como medios para conseguir sus propósitos. La libertad la condicionan a la fuerza, y la fuerza, valga la redundancia, se consigue con el dinero y el poder. Por eso, ante la propuesta de Jesús, el amor, nada entienden y lo rechazan hasta el punto de traicionarlo.

Pero, el problema es todavía más profundo. Porque no se trata de juzgar, ni tampoco de quedarnos fuera. Nosotros, los de este tiempo, también estamos implicados. Porque de alguna manera también le rechazamos y le marginamos cuando en nuestras vidas lo que prima es el poder y el dinero, y los valores, la generosidad y la verdad se quedan marginadas.


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