jueves, 13 de abril de 2017

Una meta que está grabada a fuego dentro de nuestro corazón. Una huella del Espíritu de Dios, que nos empuja en busca del gozo eterno. Es decir, buscamos la felicidad eterna. Cada instante cuenta en nuestro tiempo y vida. Todo tiene sentido, pero no está al alcance de interpretarlo nosotros, sino de aceptarlo y dejarnos que el mismo Espíritu nos lleve.
                             
Porque es eso lo que realmente queremos y buscamos. El peligro está en no saberlo buscar o buscarlo dónde no está. El mundo aparenta ofrecérnoslo, pero luego resulta que es falso, mentira y caduco. Sin embargo, debemos estar muy atentos, porque hay señales y signos que nos alertan y revelan el Camino.

A todo esto experimentamos que, cuando hacemos el bien y servimos a los demás, sentimos gozo y alegría, y hasta una inexplicable felicidad que nos llena y nos desborda. Descubrir que el amor  es esa fuerza que estábamos buscando y la puerta que nos abre el Camino hacia la Verdad y la Vida es lo que llena de pleno sentido nuestra vida.


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