miércoles, 10 de mayo de 2017

Los conflictos sociales nacen en los egoísmos e intereses de los hombres. Cuánto más se desea más guerra se genera. Porque los deseos son fuentes que arrastran al incumplimiento y a la injusticia. Cuando esos deseos son controlados, apagados si las posibilidades no lo permiten, reina la paz y la concordia.

Sin embargo, cuando se quieren satisfacer por encima de todo, nacen las guerras, los enfrentamientos y conflictos que siembran discordia, envidias, soberbias…etc. El pecado habita en el corazón del hombre y lo destruye en su camino mundano. El hombre necesita una orientación y un crecimiento, escrito en su corazón.

Pero, cuando el hombre abre su corazón y saca lo que está escrito en él, la huella del Amor de Dios se hace vida y el hombre recobra su camino y su sentido. Todo se hace Luz. Pronto descubre que el amor es el único y verdadero camino, y con él florecen todas las virtudes que hacen al hombre feliz y le conducen al Reino de Dios.

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