viernes, 21 de julio de 2017

No puede ponerse una ciudad patas arriba para provecho o celebración de unas pruebas deportivas o eventos folklóricos o festivos. Incluso siendo beneficiosos para la ciudad si se perjudica a los ciudadanos. Porque, los ciudadanos deben ser la prioridad en los pueblos y ciudades. No entenderlo así sería contrario al sentido común.

Otra cosa sería que, siendo una circunstancia puntual, podría exigirse un sacrificio ciudadano por el bien del pueblo o ciudad, pero no con la frecuencia que impediría el buen funcionamiento de los ciudadanos y sus trabajos para el bien del pueblo. Porque los pueblos los forman los ciudadanos.

Y sigue ocurriendo lo mismo después de tantos siglos. Se posponen los intereses ciudadanos para el interés de unos pocos, con la excusa que es para el bien de todos. Resulta que luego son unos pocos los que se aprovechan y el pueblo queda perjudicado. Habría que buscar soluciones de poner al hombre en el centro de la ley. Es lo que Jesús nos dice en el Evangelio de hoy.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Tu pensamiento es una búsqueda más, y puede ayudarnos a encontrarnos y a encontrar nuestro verdadero camino.