martes, 29 de agosto de 2017

Por nuestra fe sabemos que Juan, el Bautista, está en el Cielo, porque él entregó su vida por proclamar la Palabra y anunciar la vendida del Mesías. Muchos mártires han perdido sus vidas, pero la han ganado para la eternidad. Esa es la fortaleza que sostiene a todos aquellos que confiesan su fe con firmeza y esperanza confiados en el Señor.

Porque, Él es la Resurrección y la Vida. Y todo el que cree en Él vivirá eternamente. No hay más secreto sino la fe en el Señor. Ella nos sostiene y nos da aliento, valor, entereza y firmeza para perseverar, mantenernos y soportar todos los sufrimientos que, sin su Gracia, no seriamos capaces de soportar.

La historia de todos los mártires de la Iglesia está sostenida en la fe y en la confianza en el Señor. No se puede entender de otra forma, ni tampoco se podría resistir los sufrimientos por ellos mismos. Sentimos miedos, pero el Espíritu Santo nos infunde el valor y nos da la fuerza para soportar nuestra propia pasión compartiéndola con el Señor.

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