Por nuestra fe sabemos que
Juan, el Bautista, está en el Cielo, porque él entregó su vida por proclamar la
Palabra y anunciar la vendida del Mesías. Muchos mártires han perdido sus
vidas, pero la han ganado para la eternidad. Esa es la fortaleza que sostiene a
todos aquellos que confiesan su fe con firmeza y esperanza confiados en el
Señor.
Porque, Él es la Resurrección
y la Vida. Y todo el que cree en Él vivirá eternamente. No hay más secreto sino
la fe en el Señor. Ella nos sostiene y nos da aliento, valor, entereza y
firmeza para perseverar, mantenernos y soportar todos los sufrimientos que, sin
su Gracia, no seriamos capaces de soportar.
La historia de todos los mártires de la Iglesia está
sostenida en la fe y en la confianza en el Señor. No se puede entender de otra
forma, ni tampoco se podría resistir los sufrimientos por ellos mismos.
Sentimos miedos, pero el Espíritu Santo nos infunde el valor y nos da la fuerza
para soportar nuestra propia pasión compartiéndola con el Señor.
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