El reino de Dios no es una doctrina, ni un partido político,
ni un país especial, ni un buen gobierno… Nada de eso. El reino de Dios es un
estado o situación de actitudes que hagan la vida feliz, justa, con paz y armonía
fraterna entre todos los hombres. Es la vivencia del amor que el Padre nos
quiere traer y dar, y ha escogido a su Hijo para decírnoslo.
Y Jesús empieza su obra y enseña en la sinagoga con una
autoridad que le viene de arriba. Es el Hijo de Dios y su enseñanza es
diferente, porque su Palabra tiene verdadero cumplimiento. Lo que dice se
cumple. Hay coherencia en su Vida y su Palabra. Se asombran de su manera de
actuar.
Ahora te toca a ti y
a mí. Hemos sido también elegidos en nuestro Bautismo y estamos asistidos por
el Espíritu Santo para dar testimonio de ese amor del Padre que nos ha
trasmitido y testimoniado Jesús. No tengamos miedo, sino confianza y fe. Él
Señor nos acompaña y nos fortalece.
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