En nuestro bautismo nos ha sido sembrada la semilla de
la Gracia, la Santidad y la Verdad. Jesús, no sólo ha sembrado nuestra alma
sino que nos ha enseñado también el camino con la verdad para darnos vida. Vida
en abundancia. Mirar a Cristo es encontrar respuestas a nuestro caminar en el
mundo. En Él encontramos respuestas a nuestra actitud ante el camino, la verdad
y la vida.
Ahora, esa semilla sembrada en nuestra alma necesita
alimento. Y ese alimento no está ni se encuentra en el mundo. Es un alimento espiritual
que nace en el Amor del Padre y se da por la presencia del Hijo, hecho Hombre y
presente bajo las especies del pan y vino.
Un alimento
que nace en la Cruz, signo de Resurrección y de triunfo y que se hace presente
cada instante en la celebración Eucarística donde se actualiza ese momento de
la Pasión del Señor que, entregado a la muerte voluntariamente y por amor se
nos da Resucitado para transformarnos y resucitar en, con y por Él.
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