lunes, 29 de enero de 2018

No cabe ninguna duda que le damos más importancia a las cosas materiales que a las espirituales. Buscamos aquello que nos procura felicidad inmediata y dejamos lo que no parece que nos vaya a generar felicidad inmediata. Por lo tanto, miramos para nuestras cosas y no nos importan las de los demás.

Nos lamentamos y aparentamos compasión, pero no nos implicamos en solucionar los problemas de los demás. Vivimos inmersos en nosotros mismos y buscamos todo aquello que nos procura felicidad sin comprometernos en y con el sufrimiento de los demás.

Hay muchas tragedias y dramas que no podemos hacer mucho, pero, al menos estar disponible, colaborar y, sobre todo, rezar. No cabe ninguna duda que todo lo que hagamos, por insignificante que nos parezca, contribuirá a mejorar el mundo en el que vivimos. Y en eso debemos implicarnos y comprometernos.

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