El amor no tiene receta ni hoja de cumplimientos. Es imprevisible y exige más que cumplimiento, exige misericordia. El amor no se
contabiliza ni se mide por productividad. El amor se da y se vuelve a dar.
Perdona todo y se repite cuantas veces sea necesario. El amor es la nota que
pone el aprobado al examen de tu salvación.
El amor pasa por las dificultades de sufrir y soportar
incomprensiones, indiferencias, distracciones, desobediencias y toda clase de
molestias que hacen insoportable la convivencia y la relación. Pero, el amor
siempre está a punto y disponible para servir y atender, a pesar de no ser
correspondido.
Es por eso por lo que
el amor te salva. No son las obras, sino las obras hechas con y por amor.
Porque, lo que haces por interés o conveniencia anula al verdadero amor, pues
ya buscas tu premio y con él eres pagado. El amor desinteresado y gratuito es
el que Dios premiará cuando llegue su hora.
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