lunes, 12 de marzo de 2018

Resultado de imagen de Jn 4,43-54
No cabe duda que si no tienes, al menos algo, de fe, no buscas ni ruegas que te atiendan. Cuando, albergas la esperanza de que te cures ese mal, estás aflorando la fe que tienes. Es posible que no sea mucho, pero de eso se encargará el Señor si se lo pides.

Porque la fe es un don de Dios. No se compra ni se tiene por aplicación de, ejercicios y cumplimientos. Fe es creer y fiarse de aquel que lo que dice lo cumple. Y en Jesús concurren todas esas condiciones. La última fue su Resurrección.

Sin embargo, a pesar de tantos milagros y tantas obras de amor, lo hombre somos propicios a abandonarle y a darle la espalda por el más mínimo motivo. Queremos constantemente que nos pruebe y demuestre su divinidad. Pidamos la fe y dejémonos guiar por el Espíritu Santo. Amén.

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