Lo normal es que la tentación de abandono esté siempre presente. La subida se hace dura y las fuerzas en muchos momentos escasean.
Cuesta mucho seguir, sobre todo cuando no se entiende muchas cosas y todo
parece misterioso y oscuro. Es entonces cuando necesitamos la fe. Creer es
fundamental.
Pero, incomprensiblemente, nos echamos para atrás. Cerramos
los ojos y permanecemos en la oscuridad. No es fácil el camino. Exige
obediencia ciega y confianza. Al decir ciega no queremos ocultar que hay muchas
razones que nos empuja a seguir a Jesús, pero hay otras que no entendemos, ni
las entenderemos nunca, mientras estemos por este mundo.
El sentido de la vida
nos alerta a despertar y a darnos cuenta que el camino del mundo no nos lleva a
ninguna parte. Todo lo que podamos conseguir en él está destinado a quemarse.
Es caduco y no vale para nada. No nos llevamos nada y todo se queda aquí.
Luego, ¿qué sentido tiene todo lo que hacemos al margen de Jesús? ¿A dónde nos
lleva? ¿No será mejor seguirle?
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu pensamiento es una búsqueda más, y puede ayudarnos a encontrarnos y a encontrar nuestro verdadero camino.