domingo, 29 de abril de 2018

Resultado de imagen de Juan 15, 1-8
Reconocer que el camino es duro, difícil y peligroso es dar un paso grande. Porque, los problemas empiezan a recuperarse cuando son reconocidos y no ignorados. Reconocerse limitado y pobre es el punto de partida para levantar la mirada y pedir ayuda, porque sin ella la vida queda encerrada en tinieblas que le impiden el camino.

No es cuestión de buscar ayudas en el propio mundo, porque todo lo que en él está contenido está configurado con las mismas limitaciones. Lo que es finito no te puede dar la infinitud. Por lo tanto, buscar donde no hay es perder el tiempo. Necesitas una Vid Infinita para que su Savia sea también Infinita.

Y esa Vid la proclama hoy el Evangelio del domingo V de Pascua: "Yo soy la verdadera vid y mi Padre es el viñador. Al sarmiento que no da fruto en mí, él lo arranca, y al que da fruto lo poda para que dé más fruto”.

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