sábado, 12 de mayo de 2018

Resultado de imagen de Jn 16, 23-28
Creemos todo lo que nos dicen y nuestra imaginación vuela el día de reyes o el día de los regalos. Somos niños y depositamos toda nuestra confianza en nuestros padres. ¿No va a ser nuestro Padre del Cielo más grande y más generoso? Claro que sí, y nos dará todo lo que le pidamos siempre y cuando sea para nuestra salvación.

Porque, nuestro Padre del Cielo ha enviado a su Hijo, no para llenarnos de regalo y acomodarnos en esta vida, sino todo lo contrario. Para prepararnos a vivir una vida como la de su Hijo, dándose a los más necesitados y entregando su vida por amor para, renunciando a la suya, pagar el rescate por la nuestra y llevarnos a la Casa de su Padre.

Pero, esa preparación exige nuestra colaboración y nuestro esfuerzo. Necesita de nosotros que pongamos toda nuestra confianza en su Hijo y que creamos en Él como enviado por el Padre. Y abramos nuestros corazones a la acción del Espíritu Santo, que será enviado cuando el Hijo retorne a la Casa del Padre. Entonces, el Espíritu Santo nos guiará también a nosotros.

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