Hay muchos momentos que nos desesperamos y damos un paso
inoportuno. Perdemos la paciencia y desesperamos. Queremos efectos inmediatos y
al perder la esperanza quedamos en manos del Maligno que nos aboca al
precipicio y al disparate.
Necesitamos paciencia y fe. Mucha fe para confiar en lo que
se nos dice y de parte de quien se nos dice, Es Jesús, el señor, quien nos
habla y nos promete que, se irá, pero volverá. Es Jesús que nos dice que detrás
de nuestra tristeza y sufrimientos vendrá la alegría y la felicidad.
Creemos en el Señor y confiamos en su Palabra. En aquel tiempo, Jesús habló así a sus
discípulos: «Mucho tengo todavía que deciros, pero ahora no podéis con ello.
Cuando venga Él, el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad completa;
pues no hablará por su cuenta, sino que hablará lo que oiga, y os anunciará lo
que ha de venir.
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