lunes, 21 de mayo de 2018

Resultado de imagen de Mc 9,14-29, por Fano
Resulta fácil decirlo, pero muy difícil hacerlo. Porque, la fe es un don de Dios y sólo Él puede darla. También, en este caso, necesitamos ser perseverante y constante en la oración, y, sobre todo, ser paciente y confiado. El Señor está ahí, no se ha ido. Ha Resucitado y tiene poder para aumentar nuestra fe y llenarnos de esperanza.

Claro que me cuestiono mi fe. He confesado en algunas reflexiones que mi fe es poca y pobre, sobre todo en el pasaje evangélico donde el Señor habla de los signos que acompañarán a los que creen en Él y son enviados. Me quedo corto y experimento que no soy capaz ni digno de representarle. Ahora y siempre será una buena ocasión para, apoyado en la oración, pedirle esa fe.

Sí, Señor, necesito más fe. Una fe que Tú sabes que persigo y que experimento que no tengo. Una fe que no sólo me empuje a hacer algunas obras y trabajos, sino que sea capaz de lanzarme a la otra orilla, abandonándome sólo a tu seguridad no a la mía. Una fe que me haga capaz de dejar todo en tus Manos y no pensar en las mías.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Tu pensamiento es una búsqueda más, y puede ayudarnos a encontrarnos y a encontrar nuestro verdadero camino.