lunes, 2 de julio de 2018

Resultado de imagen de Mt 8,18-22
Seguir a Jesús exige un cambio y un giro de trescientos sesenta grados. Una vuelta a la vida donde Jesús ocupe el primer lugar y nuestro camino sea el cumplimiento de su Palabra. Y eso exige esfuerzo, voluntad y perseverancia, pero, sobre todo estar injertado en el Espíritu Santo.

Porque, pretender cambiar desde el esfuerzo personal y por propia voluntad no es suficiente. La fuerza nos viene de lo alto y sin ella no lograremos vencernos ni vence a los poderes terrenales. Se hace necesario dejar todo aquello que nos invita y arrastra al placer, a la comodidad y a fundar nuestra vida en el bienestar alejándonos de Dios.

No es que eso sea malo, pero, de manera excesiva nos puede acostumbrar a hábito de pensar más en ello que en el Señor, y a dejarnos ir por el camino de la pereza, las comodidades y la despreocupación de los que sufren y necesitan ayuda. Necesitamos orar y estar muy unidos al Señor y a la comunidad para no desfallecer ni desviarnos.

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