viernes, 17 de agosto de 2018

No es el matrimonio para satisfacer nuestras necesidades materiales y carnales. No es una empresa para cubrir todos nuestros objetivos y satisfacciones. El matrimonio es la vocación del amor donde el hombre y la mujer tienen la posibilidad de perfeccionarse amándose y comprometiéndose en fidelidad por amor.

Son dos vidas que se comprometen para formar una sola. Es todo un proyecto de unidad y de amor, donde el respecto, el desapego y la fidelidad hacen que cada cual se olvide de sí para darse al otro. Por eso, cuando el hombre se deja engañar y dominar a su propio egoísmo, rompe esta escuela de amor y de compromiso que representa y es el matrimonio.

El matrimonio es todo un aprendizaje y escuela donde el amor va madurando y cultivando verdaderos frutos que fortalecen la unidad matrimonial. Toda ruptura está apoyada en el egoísmo personal e individual. La familia es la escuela que, en la presencia de Dios, fortalece la vida y la unidad de los esposos.

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