martes, 18 de septiembre de 2018

Nos damos cuenta que la muerte de Jesús en la Cruz nos une y nos alienta a dar lo mejor de cada uno. Es sorprendente darnos cuenta que el triunfo de Jesús se encuentra dentro de nosotros mismos. Está en nuestros corazones y dependerá de que el mundo sea cada vez mejor en la medida que tú y yo aportemos más amor.

Jesús siente compasión y no se queda ahí. Actúa y devuelve a la vida a ese joven. Único hijo de aquella mujer viuda, de la que Jesús siente compasión. Devuelve la vida también a esa pobre viuda, pues con su hijo renacen para ella la esperanza de un mundo mejor y más feliz.

La pregunta es, ¿qué aportas tú al mundo en que vives? ¿Te esfuerzas en compartir tus buenos frutos y en crear espacios de paz, de serenidad, de gozo y felicidad para todos los que te rodean y participan en tu vida? ¿Aportas tus esperanzas y buenos deseos de felicidad para que también los demás los tengan?

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