lunes, 15 de octubre de 2018

El miedo puede traicionar a la persona cuando, creyendo que necesitas descanso para revitalizarte y continuar el camino, te dejas ir y luego te das cuenta que te es mucho más difícil volver. En las vacaciones experimentamos algo de eso. Creemos que nos van a sentar bien y a reforzar nuestra voluntad y cargar pilas y venimos peor.

Resulta que con el día a día vamos tomando de nuevo resuello y volvemos a coger el ritmo que necesitamos. Hay muchos tipos de descanso y el mejor y único es apoyarte y abandonarte en Jesús. Él te invita a descansar cargando con su yugo y aprendiendo de Él que es humilde y manso de corazón.

Y nos promete descanso y paz. Porque, el descanso no está en no hacer nada o cambiar de actividad. El descanso está en dar pausas a tu vida apoyado en Jesús y contando con Él para todos tus retos y actividades y esforzarte en imitarle tratando de ser manso y humilde como Él.

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