domingo, 28 de octubre de 2018

Necesitamos estar pendiente y al borde del camino por donde pasa Jesús, el hijo de David. Eso significa que hay que buscarle y esperar su paso. Pero, sobre todo, escucharle y pedirle capacidad de discernimiento para saber escrutar el tiempo que vivimos y descubrir el camino a seguir.

Estar a la espera es estar a la escucha para distinguir cuando pasa, pues el Señor pasa por nuestra vida cada día y quizás no lo advertimos. El mundo y nuestras ambiciones nos distraen. Bartimeo, el ciego del Evangelio de hoy puede ser la clave para entender nuestra situación.

Él esperaba y supo distinguir cuando realmente Jesús pasaba por su camino. Y no cesó de llamarlo y de hasta gritar a pesar de que lo mandaban a callar. Insistió y tuvo su recompensa. Jesús siempre nos escucha y pasa por nuestra vida. Y nos atiende. Señor, que veamos la Luz para seguirte con firmeza.

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