miércoles, 24 de octubre de 2018

No sabemos la hora ni el momento, ni siquiera el instante. Y es una gran suerte para el cristiano saber y darse cuenta del momento que se muere. Eso comporta quizás sufrir, pero es de suma importancia, al menos en mi humilde opinión, darte cuenta del momento que vas a encontrarte con tu Padre Dios.

Es el momento más glorioso de tu vida, a pesar de tus posibles sufrimientos, porque de él dependerá toda tu nueva vida, la gozosa y eterna. Por eso, necesitamos estar vigilantes y bien administrar todos los talentos recibidos para rendir cuenta a la hora de la cita.

Porque, de no poder ser consciente de ese momento, al menos tener los deberes hechos y la conciencia puesta siempre en Dios, nuestro Señor y Salvador, que nos recibe Misericordiosamente y nos prepara una mansión eterna junto a Él. Te pedimos, Señor, que nos des esa Gracia de morir en tu presencia.

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