Sucede que mientras tu compromiso en y por la fe va
creciendo, tu relación con Dios puede ser algo cansada, triste y no tan
deseada. Supongo y he oído que a algunos santos les ha sucedido eso. Es de
sentido común que la lucha contra sí mismo trae sacrificios y exigencias, y eso
siempre es duro y mortifica.
El esfuerzo siempre exige y cuesta y, por lo tanto, no gusta
mucho. Todos tenemos experiencias de esto en nuestra propia vida en los
momentos del trabajo, de los estudios, de las superaciones para conseguir algo…etc.
Pero, también es verdad, al final aparece el gozo, la alegría y satisfacción.
Estar
con el Señor tendrá que ser algo hermoso y gozoso. Descubrir que hacemos su
Voluntad nos llenará con total seguridad de paz y de gran alegría, pero saber
que contamos con su Amor y tenemos un lugar en la Casa del Padre es la mayor
alegría que podemos encontrar en este mundo.
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