viernes, 2 de noviembre de 2018

Cuando te atreves a caminar por tu cuenta y apartado o alejado de la Luz que salva y orienta, caminas en vano. Tu camino no progresa y cada segundo se aleja más de la salvación. Te desgasta en vano y tus esfuerzos caen en un saco roto. Pierdes el tiempo y tu vida se consume en vano.

Es necesario que levantes tu mirada y busques la Luz, la Luz que alumbra, que ilumina y que salva. Esa Luz que ha dado la Vida por ti y que te busca en las tiniebla para levantarte y subirte a la salvación eterna. Él ha ido a prepararte una morada eterna para, cuando vuelva llevarte con Él.

Y nosotros necesitamos estar vigilantes, preparados y abiertos a su Luz y a la orientación de su camino. El Señor tiene Palabra de Vida Eterna y no nos engaña. Si no, como nos lo dice en el Evangelio de hoy, nos lo habría dicho. Él es el Camino, es la Verdad y es la Vida.

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