La vida nos enseña la
necesidad de insistir. Superamos muchos exámenes tras la segunda o tercera
prueba y aprendemos muchas lecciones tras insistir una y otra vez. Descubrimos
con nuestra experiencia que la vida es
insistencia. El esfuerzo consiste en intentar las cosas una y otra vez.
Pero, también la experiencia
nos dice que muchas veces nos cansamos y nos retiramos. Y dejamos de estudiar,
de presentarnos a exámenes u oposiciones y de insistir en aquello que buscamos.
¿Sabemos la causa? Posiblemente, la pérdida de fe y de confianza. Pensamos que
no nos va a salir bien o no nos van a responder.
Hoy, Jesús, en el Evangelio nos dice todo lo
contrario. Hay siempre que insistir y nunca perder la fe, pues la insistencia
tiene su premio como nos expone en el Evangelio. Pero, ¿acaso pensamos que
nuestro Padre Dios no nos escucha? Tengamos por seguro que Dios siempre está
pendiente de nosotros y nos escucha. Pero, para ello abramos nuestros oídos.
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