martes, 20 de noviembre de 2018

Podemos preguntarnos de entrada. ¿Me ocurre a mí lo mismo? ¿Siento yo curiosidad por conocer más de Jesús y de saber qué hizo? Y si esa curiosidad despierta en mí ese deseo de conocerlo, ¿me muevo y me sitúo en algún lugar donde lo pueda ver o encontrar?

En tú época y en la mía es diferente. Ahora podemos encontrarlo en el Sagrario en cualquier iglesia. Está allí para encontrarse contigo. En este caso no tienes que subirte, como Zaqueo, a un sicomoro. Simplemente acercarte al Sagrario o dejarte ver en la celebración de una Eucaristía.

Lo tenemos mucho más fácil que Zaqueo, pero necesitamos tener la misma curiosidad que él para tratar de moverme y buscar una iglesia, unos hermanos o una celebración Eucarística para encontrarlo. Él seguro que nos espera y se autoinvita a tu casa, a tu corazón para que, por su Palabra, te dejes transformar y alcanzar esa felicidad eterna que buscas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Tu pensamiento es una búsqueda más, y puede ayudarnos a encontrarnos y a encontrar nuestro verdadero camino.