Podemos preguntarnos de
entrada. ¿Me ocurre a mí lo mismo? ¿Siento yo curiosidad por conocer más de
Jesús y de saber qué hizo? Y si esa curiosidad despierta en mí ese deseo de
conocerlo, ¿me muevo y me sitúo en algún lugar donde lo pueda ver o encontrar?
En tú época y en la mía es
diferente. Ahora podemos encontrarlo en el Sagrario en cualquier iglesia. Está
allí para encontrarse contigo. En este caso no tienes que subirte, como Zaqueo,
a un sicomoro. Simplemente acercarte al Sagrario o dejarte ver en la
celebración de una Eucaristía.
Lo tenemos mucho más fácil que Zaqueo, pero
necesitamos tener la misma curiosidad que él para tratar de moverme y buscar
una iglesia, unos hermanos o una celebración Eucarística para encontrarlo. Él
seguro que nos espera y se autoinvita a tu casa, a tu corazón para que, por su
Palabra, te dejes transformar y alcanzar esa felicidad eterna que buscas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu pensamiento es una búsqueda más, y puede ayudarnos a encontrarnos y a encontrar nuestro verdadero camino.