miércoles, 16 de enero de 2019

El ser humano es un ser en relación. Eso significa que nos necesitamos unos a otros para ser felices. Unos pueden dar una cosa y otros pueden dar otras. Descubrimos que el amor no es algo a elegir sino una necesidad. Necesitamos amarnos para ser felices.

Y eso supone que no debemos encerrarnos en nosotros mismos, sino también preocuparnos por los demás. Los problemas son de todos y a todos nos corresponde aportar nuestro granito de arena. Así irían mejor las cosas. Todo se empeora cuando sólo miramos para nosotros mismos  y cada cual para sí.

No es lo que nos enseña Jesús con su Palabra. El Evangelio de hoy nos presenta a un Jesús preocupado por todos y entregados a la sanación de todos los que se le acercan. Está claro que de seguir su ejemplo el mundo iría mejor.

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