¿A dónde vamos? ¿Qué
finalidad persigue mi vida y qué realmente busco? ¿Qué ambiciono y para qué?
Porque, todas las cosas que pueda añadir como respuesta a esas preguntas son
inconsistente y perecen por sí sola. Luego, no tiene mucho sentido
perseguirlas.
¿Dan poder y gloria los
primeros puestos? ¿O es producto, ese poder y gloria, de su influencia, de su
beneficio y de todo lo que de ellos se desprende? Al final se obedece por
interés y por miedo al poder. Y en cuanto ese poder se desvanece, la gloria
también desaparece.
El único poder que da
realmente gloria verdadera es el servicio. Cuando te encomiendas al bien del
otro y tratas de ponerte a su servicio, tu autoridad crece, es respetada y tu
poder aumenta lleno de gloria. No hay más fuerza y poder que el servir.
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