Los niños son propensos a
obedecer. Entre otras cosas por su inocencia y por sentirse inferior a las
personas mayores. Diríamos que son humildes y siempre están en actitud de
aprender. Es una edad y una etapa de obediencia y de humildad.
Sin embargo, con la edad
desarrollamos un carácter rebelde y nuestra razón empieza a oponerse a todo
aquello que le exigen, que no vea claro o que simplemente no entiende. La
obediencia empieza a ser discutida y a ser rechazada.
Es cuando se valora la fe en
la obediencia. Es lo que destacamos hoy en José y también María. Esa fidelidad
y fe en la Palabra de Dios y en acatar su Voluntad aún en los momentos más
oscuros donde no entendía el Plan de Dios. Y tú, ¿cómo te ves ante la
obediencia a la Voluntad de Dios?
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