Desde pequeño los padres se
preocupan por darles a sus hijos lo mejor, no sólo para su formación y preparación
intelectual, sino también para su salud. Las visitas al médico y la vigilancia
en el desarrollo de los niños es algo de mucha importancia en las familias.
Sin embargo, nos quedamos
perplejos cuando observamos que hay mucha gente que no cree en la resurrección,
aún siendo católicos y creyendo en un Dios que, más que revelado, es producto
de su propia imaginación. Por eso, al final viven con mucho miedo a la muerte.
Para el creyente en Jesús de
Nazaret y seguidor comprometido en su Palabra y mensaje de la Buena Noticia, la
muerte no tiene la última Palabra. Es simplemente un paso. Es la Pascua, paso
de la muerte a la Vida. Hoy, su Transfiguración en el monte Tabor es una prueba
que nos adelanta esa esperanza de la Resurrección.
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