sábado, 23 de marzo de 2019

Resultado de imagen de Lc 15,1-3.11-32
Eso fue lo que ocurrió con aquel hijo menor que le pidió a su padre la herencia para ir a hacer fortuna a otros lugares. Posiblemente estaba cansado de estar junto a su padre y no apreciaba el privilegio que significaba eso. A pesar de los consejos de su padre no hizo caso y se marchó.

¿Nos pasa a nosotros algo parecido? Es cuestión de preguntárnoslo, porque todavía estamos a tiempo. Pensamos que en el mundo podemos encontrar lo que ya tenemos en nuestra Casa. Alguien ha pagado por nosotros esa felicidad que ahora buscamos en el mundo y nunca encontraremos.

Siempre, hasta el final de nuestros días, estamos a tiempo para regresar a esa Casa de la que nunca deberíamos haber salido. Nuestro Padre del Cielo tiene siempre la puerta abierta y dispuesto a abrazarnos tiernamente para devolvernos la dignidad de hijos suyos. Sólo necesitamos levantarnos y emprender el regreso.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Tu pensamiento es una búsqueda más, y puede ayudarnos a encontrarnos y a encontrar nuestro verdadero camino.