Los objetivos no son fáciles
de conseguir, por lo menos los objetivos importantes y de gran trascendencia.
Se suele decir que cuánto más cuesta conseguir algo más valor ha de tener. Ser
perseverante es por lo tanto una actitud y un valor muy a tener en cuenta.
Y junto a la perseverancia es
indispensable la fe y la confianza, porque, en muchos momentos del camino nos
cuesta sostenernos firmes y confiados, pues las dudas surgen y nos debilitan.
Es entonces cuando la perseverancia entra en escena.
Precisamente, Jesús nos pone
de manifiesto en el Evangelio de hoy ese valor de ser perseverantes y
constantes en su seguimiento. Nos dice: «Si os mantenéis en mi Palabra, seréis verdaderamente mis discípulos, y
conoceréis la verdad y la verdad os hará libres».
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