Todos nosotros le hemos
defraudado y traicionado alguna vez en nuestras vidas. Los que, por la Gracia
de Dios, han alcanzado la santidad son los que más se han presentado como
pobres pecadores. Pero, la Gracia de Dios nos puede transformar.
La clave está en no alejarnos
de su lado. La clave está en aguardar con paciencia perseverando, aunque no
entendamos o vayamos algo confundidos. La clave estpensaá que no perdamos de vista
que Dios es nuestro Padre y quiere que entremos en su Casa.
Es muy importante ir
acompañado de una comunidad, porque en ella nos fortalecemos y
superamos con mayor garantía y éxito las tentaciones, los momentos de duda y
confusión y porque, en ella, está siempre el Señor.
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