viernes, 17 de mayo de 2019

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Entre los primeros objetivos que el ser humano se traza en su vida, sobre todo a la hora de emanciparse de sus padres es buscar una casa o mansión. De eso, precisamente, nos habla Jesús en el Evangelio de hoy.

Nos ha prometido venir a buscarnos y mientras se ha ido a prepararnos una mansión en la Casa de su Padre. Una mansión a la que nos llevara cuando venga en su segunda venida, que nos ha prometido y que cumplirá.

Porque, la Palabra del Señor siempre ha sido cumplida, tanto las profetizadas sobre su Persona como las que Él nos ha prometido como enviado de su Padre. Por eso, nuestra alegría es inmensa y esperanzada, pues tenemos una mansión reservada en la Casa de nuestro Padre Dios.

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