Cuando buscamos la paz del
mundo experimentamos que tenemos que aceptar su juego. Un juego de poder, de
triunfo, de ambiciones, de éxitos y hasta de mentiras. Y al final, esa paz no
termina por llenarnos, ni exteriormente ni interiormente.
Y si nos revelamos contra el
mundo siguiendo el camino, la verdad y el estilo de vida que nos sugiere y
propone Jesús todo se nos pone en contra. Experimentamos entonces que el mundo
nos rechaza y nos persigue.
Por lo tanto, al final
seremos tratados como trataron a Jesús. El mismo nos lo ha dicho claramente: El siervo no es más que su señor. Si a mí
me han perseguido, también os perseguirán a vosotros.
Y esa es mi experiencia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu pensamiento es una búsqueda más, y puede ayudarnos a encontrarnos y a encontrar nuestro verdadero camino.