sábado, 11 de mayo de 2019

Resultado de imagen de Jn 6,52-59
Hay razones para aceptarlo. La fe no es algo sin sentido, sino que es deducible y razonable, pues ver como una Persona resucita a otra, caso de su amigo Lázaro, o devolver la vista a un ciego son testimonios que dejan claro su Poder.

Y ese Poder culmina con su propia Resurrección. Todo lo demás se da por añadidura y no hace falta preguntar más. Algo así como cuando los apóstoles llenaron la red, siguiendo la orden de Jesús, de peces después de estar toda una noche bregando.

Y, fue entonces, cuando Juan, unos de sus discípulos más intimo, advirtió que aquella persona que estaba en la orilla no podía ser sino Jesús. Y salió de su boca, ¡es el Señor! Y Pedro salió a su encuentro, pero ninguno se atrevió a preguntarle nada. Sabían que era el Señor. Quizás también tú lo sepas, ¿quieres preguntárselo?

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