lunes, 13 de mayo de 2019

Resultado de imagen de Jn 10,1-10
Se hace necesario escuchar y oír para conocer, porque, quien no escucha no podrá conocer. Y si no conoce no puede oír la voz que le llama y le       señala el buen camino. Por eso, hay que oír y escuchar la voz del Señor, para que, conociéndole poder seguirle.
                 
Y la manera de conocer al Señor es leer y conocer su Palabra. Y también escucharla en la Eucaristía abriéndose a la acción del Espíritu Santo. Porque, la única puerta por donde se entra en la verdad y en la Vida Eterna es por el Señor.  Nos lo dice muy claramente.

Yo soy la puerta de las ovejas. Todos los que han venido delante de mí son ladrones y salteadores; pero las ovejas no les escucharon. Yo soy la puerta; si uno entra por mí, estará a salvo; entrará y saldrá y encontrará pasto. El ladrón no viene más que a robar, matar y destruir. Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia.

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